30/6/10

SAL, SAL Y MÁS SAL

En el Parque Natural da Ría Formosa, situado en el Algarve portugués al lado del Océano Atlántico, donde parece que nunca llegó la revolución industrial y el agua está limpia de la contaminación causada por metales pesados, residuos del petróleo o pesticidas, hay hombres que guardan la tradición en la recolección de sal desde hace cientos de años.




La llaman “el oro blanco”, saben que es esencial para la vida y que necesita ser recolectada con esmero para que guarde todas sus propiedades. Su destreza para jugar con los cuatro elementos, agua, arcilla, viento y sol es determinante para obtener una buena sal.



El agua del mar entra en las balsas de suelo arcilloso, donde el viento y el sol la evaporan, quedando la sal depositada en el fondo. Los artesanos de la sal la recogen del fondo utilizando unos rastrillos de madera y la amontonan a un lado de la balsa para que se termine de secar antes de ser almacenada en preciosas montañas blancas que son el testimonio de la habilidad de los artesanos para manejar con precisión los inaprensibles fenómenos naturales. Este trabajo se realiza cada quince días durante los meses más calurosos del año.







LA FLOR DE SAL



El fuerte calor del verano hace que se produzca una cristalización de sal que flota en la superficie de las balsas semejante a bellísimos corales de una blancura cristalina. Es lo mejor del mar. La sal más fina. Un salinero del lugar dice que es “mar en polvo.” Las mujeres de los salineros solían reservarla para sus casas o la vendían al boticario del lugar para ser utilizada como medicina.







LA SAL ES BUENA



La sal es buena cuando es pura y está elaborada artesanalmente. Está compuesta por 84 elementos que existen en el agua del mar y que han sido transformados por microorganismos, algas y plantas y se han convertido en nutrientes orgánicos asimilables por el cuerpo. Es absolutamente necesaria para mantener la vida.







SUS PROPIEDADES



Rejuvenece los biosistemas del cuerpo y ofrece innumerables beneficios para la salud, eliminando toxinas y previniendo la enfermedad. Es de vital importancia para la digestión, estimula la secreción salivar, hace que los alimentos sean más sabrosos, multiplica su valor alimenticio y los hace más asimilables.



Desde siempre ha tenido un papel muy importante en la medicina. Sirve para curar heridas y enfermedades epidérmicas, también alivia las alergias, equilibra el nivel de ph del cuerpo e incluso puede sanar algunas enfermedades crónicas.



Rica en sodio, tan necesario para los músculos del corazón, posee una equilibrada combinación de elementos que permiten que el cuerpo asimile únicamente la cantidad de sodio que necesita, regulando así la tensión arterial.



La ausencia de sal en la dieta diaria impide la absorción de los nutrientes contenidos en granos y verduras impidiéndoles funcionar como agentes sanadores naturales. Poner una pizca en las infusiones aumenta las propiedades medicinales de las hierbas.



No existe ningún complemento alimenticio suplementario que pueda llegar a tener el mismo valor y riqueza que los minerales contenidos en la sal marina.







LA SAL REFINADA



El oro blanco se ha convertido en veneno blanco. Las industrias químicas han aprovechado la riqueza de los minerales contenidos en la sal para su propio beneficio, extrayéndolos de la sal para fabricar otros productos como conservantes o complementos alimenticios, dejando casi como un residuo industrial el cloruro sódico que llega hasta nuestras cocinas. Además, la sal refinada admite legalmente hasta un dos por ciento de aditivos químicos como lejía, cloro y acondicionadores varios como el hidróxido de aluminio, un metal pesado con el que se recubre el cloruro sódico para evitar que la sal se apelmace al absorber agua del ambiente, evitando, de igual modo, que se mezcle con el agua en el cuerpo humano y cumpla sus funciones en el organismo.







LA SAL INDUSTRIAL



Para hacer más rentable la cosecha de la sal, las pequeñas balsas con las que se trabajaba antiguamente pasaron a ser enormes balsas, algunas incluso de hormigón para facilitar el trabajo de las grandes excavadoras en la recogida. La sal así recogida necesita ser lavada de las eflorescencias del cemento o del barro grasiento con el que se mezcla, para poder ser apta para el consumo humano, para lo cual se emplean productos químicos muy perjudiciales para la salud.





Fuente: http://www.sentidocomun.net/sal-artesanal.html

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